miércoles, 12 de agosto de 2015

INTRODUCCIÓN

En 1868 el científico británico James Maxwell anunció que teóricamente las ondas de radio debían existir. Veinte años después, el físico alemán Heinrich Hentz demostró experimentalmente que las ondas de radio se comportan igual que la luz, con lo que acreditaba a lo que Maxwell dijo anteriormente. En 1890, el médico y físico francés Edouard Branly inventó y construyó el primer detector de ondas radioeléctricas; el cohesor: un tubo lleno de limaduras metálicas. En 1894, el científico británico Oliver Lodge pronunció una conferencia que mezcló los trabajos llevados a cabo por Hertz y sus sucesores. Por último mencionar al físico ruso A. Popov, quien inició una investigación sobre los procedimientos para detectar tormentas eléctricas próximas conectando un aparato a un registrador meteorológico.

Guillermo Marconi fue la primera persona que logró realizar efectivamente una transmisión de telegrafía sin hilos. Lo consiguió, sí, pero fue  basándose en Hertz, en la antena de Popov y en el cohesor de Branly, por lo que la idea de la telegrafía sin hilos ya había pasado por algunas cabezas antes. Marconi pensó que las ondas electromagnéticas descubiertas por Hertz podrían utilizarse para señalizaciones, y demostró que las ondas de radio se podían convertir en corriente eléctrica, la cual se detectaba fácilmente. A partir de ese momento donde descubre el poder de transmitir sin la necesidad de hilos de manera inalámbrica mediante código morse,  su vida adquiere un ritmo frenético que acaba siendo culminado con el premio Nobel de la física, entre otros múltiples títulos. 

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